MALAGA (España)
Antes de la invasión rusa a Ucrania del pasado 24 de febrero de 2.022 el Ayuntamiento de Málaga y el Museo Ruso de San Petersburgo (Más conocido como Colección Museo Ruso de Málaga) tenían firmado un acuerdo por cesión de obras: primero hasta el año 2.025 y más adelante prorrogarse hasta 2.035 por el pago de un canon de 400.000 Euros anuales a cambio de los fondos museísticos estatales, pero todo quedó en el aire. Las sanciones impuestas a Rusia por la comunidad internacional impedían realizar las transferencias que prorrogarían la cesión de las obras. De inmediato, el Ministerio de Cultura y Deporte de España pidió que se suspendieran los proyectos en curso con la Federación Rusa. Uno de los efectos colaterales de esta sorpresiva guerra
Casualmente viajé a Málaga en el mes de Marzo de 2.022. Una persona conocida me comentó sobre la situación que amenazaba la continuidad de este Museo por los motivos expuestos. También me puso al corriente de que la exposición anual sobre pintores rusos sería la última que se exhibiría en este Museo Estatal Ruso: “Guerra y paz en el arte ruso”, “Vanguardias en el arte ruso,” una muestra sobre “Maiakovsk, artista y poeta” y otra sobre el escritor “Tolstoi en el camino de la vida”. Sin pensarlo dos veces, al día siguiente me desplacé hasta el Barrio de Huelin. Hacía mucho tiempo que no iba por aquella zona y me sorprendió gratamente la última remodelación urbanística. Después de saborear un exquisito desayuno en una moderna cafetería, me dirigí hacia el edificio de la antigua Tabacalera.
El Museo Ruso de Málaga está situado en el emblemático edificio de la antigua Real Fábrica de Tabacos, una joya del clasicismo andaluz de los años 20 del pasado siglo tras la magnífica restauración del inmueble. Ubicado en el llamado Camino de la Misericordia, en el Barrio de Huelin, antiguo ensanche industrial malagueño del pasado siglo XIX. Cuenta con una superficie de 2.300 metros cuadrados y 777 metros lineales, para la exhibición de obras de arte en un edificio adaptado para este nuevo uso interior del recinto.
Junto con la entrada de acceso un folleto explicativo que consulté antes de la visita. Lo primero que le pregunté a la joven que me atendió, “¿puedo fotografiar …? La respuesta fue positiva, pero… sin flash. La primera sala expositiva se iniciaba con la temática de los iconos, referencia del arte ruso y que admiré por la belleza que desprendían las imágenes y el trabajo que les supondría a los artistas. Paso de una sala a otra, los espacios eran enormes, a veces casi vacíos. Me percaté de la variopinta y diversa que era la cultura rusa, un mundo desconocido para mí y, que probablemente, guardaría muchos secretos y emociones por transmitir. Deambulé de una sala a otra con la intención de empaparme de aquella cultura, casi vecina, pero hasta entonces ignoraba.
Sin embargo contemplé algunas obras de grandes dimensiones que me dejaron atónitas, no supe el tiempo que permanecí inmóvil delante de aquéllos lienzos. Supongo que el arte no siempre es un reflejo de la realidad… aunque siempre sería fiel a la verdad, tal como la vio el artista.
A finales del mes de Mayo e 2.022 más de 300 cuadros expuestos en la exposición de aquel momento: “Guerra y paz en el arte ruso”, como la “Caballería roja”, de Malévich pusieron rumbo a tierras rusas. El dilema se cerró. La cultura rusa vivía momentos de vetos y cancelaciones en todo el mundo.
Esta Colección del Museo Ruso de Málaga se despidió de la ciudad, si fue el adiós definitivo o hasta luego, pero las obras de la imponente colección ya no colgaban de las paredes del antiguo edificio de la Tabacalera. Los restauradores y conservadores de arte realizaron el proceso de desmontaje para el regreso a su país de origen. A las obras les esperaba un viaje de una semana por carretera y algunos más por barco hasta llegar a San Petersburgo
A la vista de los acontecimientos, el Ayuntamiento de Málaga celebró un Pleno Municipal para decidir qué hacer con este edificio vacío. Hubo varias propuestas, pero se acordó mantenerlo abierto por el prestigio y por las 80 personas que trabajaban allí. Y llegó la nueva etapa. Las nuevas colecciones temporales en el Museo Ruso presentaron tres muestras: Incesante Picasso. Libertad y vida; La razón de los sueños: las formas y sus fronteras y Picasso dibujante de palabras. Las obras de estas exposiciones contaban con más de 300 piezas realizadas entre 1.905 y 1.971procedentes de los fondos de la Casa Natal de Picasso y de la colección de la Biblioteca de la Casa Natal. Además de varias actividades: cine, charlas, conciertos, talleres y muestras ligadas con la cultura o el arte ruso.
Creo que fue interesante la decisión tomada por el Consistorio y que el Museo pudiera seguir adelante y no cerrar un lugar así por la guerra, no tendría sentido y era buena señal que continuara con su cometido. Este Museo se había convertido en todo un referente de la cultura rusa fuera de ese país y era un homenaje al arte y al pueblo ruso, pero también una denuncia a aquellos que provocaron el exilio de personas relacionadas con la cultura.
En el mes de Noviembre pasado recibí el Boletín informativo del Museo. Desde el pasado día 13 de Diciembre de 2.022 de nuevo las salas del Museo Ruso de Málaga volvían a llenarse de arte de ese país, pero esta vez sin obras cedidas por el Museo Estatal de San Petersburgo, con el que se suspendió la colaboración a raíz de la invasión rusa. Se trataba de una de las colecciones más significativas de cuadros rusos en manos privadas, y aún más notable por haberse formado fuera de Rusia en los últimos veinte años. Ello fue posible gracias a la colección privada de la empresaria británica Jenny Green. Por primera vez esta aficionada al arte había descolgado de su casa en Londres 76 pinturas y dibujos datados entre 1.876 y 1.980 que reflejaban el esplendor de la creación artística rusa para mostrarlas en esta exposición temporal en Málaga hasta el 5 de junio de 2023.
La muestra temporal“Arte ruso, una mirada inglesa” se compone de 76 piezas, que reúne nombres como Venetsianov, Ivanov, Aivazovsky, Repìn, Serov, Bakst, Benois, Kandinsky, Serebriakova, Larionov, Goncharova, Chelischev o Essaian, testimoniando no solo la evolución del gusto en Rusia desde el Romanticismo hasta la agonía del régimen soviético, sino también el destino de sus artistas entre el arraigo y el exilio.
Junto a la muestra principal, hay tres más de forma paralela. A un lado, una serie de fotografías del año 2014 por José Manuel Ballester y 38 obras pictóricas tituladas “Variaciones a partir de Malévich”, del mismo autor. Al otro, Ilya y Emilia Kabakov firmaban la instalación For Sale. Por último, Joan Fontcuberta ejercía de comisario de la muestra “Sputnik. La odisea del Soyuz 2”, que explora la misteriosa desaparición del astronauta ruso Ivan Istochnikov.
Como resumen, puedo decir que el arte y la cultura están destinados a unir a las personas, porque es un idioma universal que se puede entender en los diferentes países y culturas.
Fuente de datos: Revista Hoyesarte.
El diario de Málaga.
Revista de Arte Totenart.