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Wat Rong Khun, recorrido por el gran complejo exterior del templo.

Parte II

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Chiang Rai (Tailandia)

[… Chian Rai se unión con orgullo a la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO el día 31 de Octubre de 2.023. Gran parte del crédito recayó legítimamente en el artista nacional Chalermchai Kositpipat … ] Thepattayanews.es (Tailandia)

La visita al interior del Templo Blanco me ha dejado bastante impresionada. Durante  el descanso he repasado mentalmente algunas de las escenas más surrealistas que he contemplado.

Creo que he vivido toda una experiencia. Ya más reconfortada y tras consultar el plano de este lugar, decido continuar el recorrido.

                                                         

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Mientras paseo por estos jardines tan extensos  y embellecidos con plantas autóctonas y especies raras de varios países, imagino qué hacer en el caso de que me despistara en este sitio remoto. Además de que el entorno está rodeado de extrañas figuras, parecen que me vigilan: las nagas o serpientes, dragones y criaturas mitológicas que surgen en las zonas ajardinadas. Desecho la inverosímil idea y continúo caminando.

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Es de reconocer que este proyecto tan grandioso que comenzó en el año 1.996 sólo se ha podido llevar a cabo gracias a la mano de obra y la dedicación. La formación de un equipo de 120 artistas, arquitectos, pintores, escultores y trabajadores de la construcción. Según está previsto, las obras finalizarán para el próximo año 2.070 con la ampliación de 9 edificios.

Me llama la atención un pequeño pabellón. Observo que las personas hacen turno para entrar, tras unos minutos salen. La curiosidad me incita. En el interior del recinto una bonita fuente y en el fondo una espectacular flor de loto cubierta de monedas. Según la costumbre es una manera de pedir algún que otro deseo. Me recuerda a la Fontana di Trevi, en Roma. Cumplo con la tradición.

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     [… Todo esto es una ofrenda a Buda y a mi amado país…] Chalermchai Kositpipat.

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El esplendoroso blanco de los edificios me fascina. Cada vez que entro y salgo de algunos de estos centros religiosos — ubicados acá y allá del complejo — percibo cierta serenidad. Tal vez sea por el sonido susurrante de los rezos, y el exquisito olor a sándalo de las ofrendas que están prendidas en los altares. En conjunto, se expande en el ambiente. Todo está impregnado de simbolismos que, irremediablemente, me atraen.

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Un edificio llama la atención poderosamente debido a su color dorado, muy especial, tanto que sobresale de los cánones del color establecido en  el resto de las construcciones. Soy una más de las muchas personas que se detienen delante de la fachada, aunque no existe ninguna prohibición para entrar.

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Consulto la guía. Se trata del Golden Restroom, o edificio dedicado a los aseos o toilettes públicos. Deduzco,  —después de leer un pequeño comentario publicado en la guía, — que Kositpipat, el arquitecto, quiso mostrar aquí de una manera particular y humorística el contraste que existe entre la pureza espiritual y los deseos efímeros de los hombres.

He de confesar que el interior es una verdadera maravilla. Creo que es la primera vez y será la última que utilice un bathroom tan lujoso y espectacular.

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Continúo deambulando por este maravilloso complejo. Alrededor de los jardines y en la zona de paseos hay unos extraños “árboles” de los que cuelgan cientos de miles de hojas de latón. Puedo observar que en cada una de ellas hay escrita una oración o petición de buenos deseos. Se pueden adquirir en una pequeña tienda. Por 100 baht (unos 3 Euros) compro varias hojas, así aporto mi donación a esta causa.

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Tras escribir unas frases improvisadas y los nombres de mis seres queridos, las entrego a la persona que se ocupa de colgarlas. Y ahí, permanecerán.

Cada vez me adentro más en los jardines y largos paseos a la búsqueda de otros edificios. Percibo que es un sitio mágico. Me cautiva, sobre todo por la sorprendente historia de este lugar que ya se inició cuando empezó a construirse este recinto.

Entre los datos que nos comentó Kanda, la guía, el complejo de Wat Rong Khun resultó muy dañado durante el terremoto ocurrido el día 5 de Mayo de 2.014 en el norte del país, intensidad de 6,3 grados escala Richter.

El recinto estuvo cerrado por un corto tiempo hasta que los expertos verificaron los daños. Ninguna de las estructuras sufrió desperfectos de consideración. Una vez subsanados, nuevamente era visitable.

Continúo sorprendiéndome ante las esculturas de calaveras y animales mitológicos que surgen acá y allá,  en los árboles hasta cuelgan las cabezas de personajes de comics occidentales. Aunque algunos son elementos de la cultura, la simbología me persigue por doquier. En las filosofías budista e hindú la muerte no es el final y aquí lo recuerdan por todas partes.

Ubicado en un sitio más alejado de los demás, se encuentra el Templo Dorado. Majestuoso. Otra excepción dentro de las normas. Este edificio está construido en una especie de “isla” en medio de un estanque. Pocos turistas llegan hasta aquí.

Me percato que la figura que preside el centro es Ganesh — también llamado Ganesa o Ganapati, — uno de los dioses más importantes del hinduismo. Este descubrimiento me provoca un remolino de emociones. Recuerdos de mis viajes a la India y la ternura que siento hacia este dios y su historia.  Sin dudar,  accedo al templo a través de un impresionante puente hasta la estructura dorada.

El edificio está compuesto de una torre central y ocho más pequeñas situadas en la parte delantera y trasera. A su alrededor, unos pequeños pabellones resguardan a unas figuras mitológicas que desconozco. Con curiosidad recorro la galería que circunda la parte baja. Visito una sala que expone fotografías de los primeros edificios . Después de contemplar el entorno, emprendo el regreso al punto de partida donde quedé con Kanda, la guía.

No sin antes visitar la galería y tienda de Chalermchai Kositpipat, es el único sitio donde se puede comprar algún souvenirs. Además de unas chucherías compro un libro dedicado a este lugar. Todo lo que se recauda es para financiar este increíble proyecto. Desde que abrió sus puertas a los visitantes en el año 1.997 ha ido incrementándose su leyenda y las obras de ampliación continúan.

Creo que Wat Rong Khun, el Templo Blanco,  es más que un lugar de culto. Es una obra de arte que invita a la reflexión, también desafía, fascina y ofrece una experiencia vívida e inolvidable. Un lugar mágico con sus misterios.

Fuente de datos: National Geographic. Historia.

Guía del Complejo Wat Rong Khun.

“Tailandia Centro y Norte”, de Cristine Rebière.

“Criando arte budista para a terra”, de Chalermchai Kositpipat.

                        

Wat Rong Khun, el templo más icónico y esplendoroso en Chiang Rai (Tailandia)

PARTE  I

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[… Sólo la muerte puede detener mi sueño, pero no mi proyecto…El templo Wat Rong Khun seguirá construyéndose incluso después de mi muerte. Es el trabajo de mi vida, mi propósito en la vida, mi contribución al mundo… Quiero hacer este proyecto para que todos vengan hasta aquí y sientan que es hermoso, impresionante… Digno de admirar…]

                                  Chalermchai Kositpipat, Arquitecto y pintor tailandés.

Aterricé en la ciudad de Bangkok para iniciar mi recorrido por este hermoso país llamado Tailandia. Después de doce días he llegado al norte de mi rocambolesco viaje: la ciudad de Chiang Rai que le separa de la capital tailandesa unos 785 Km. y 190 Km. al Noreste de Chiang Mai.

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Es la provincia más septentrional del país, a unos 580 m. sobre el nivel del mar, rodeada de montañas y el valle por el que transcurre el río Mae Kok  hay  infinitas  plantaciones de té  y campos de arroz. Cuenta con una historia legendaria de pequeños reinos y la gente son muy amables, sobre todo, con buen sentido del humor.  Esta ciudad fundada en el año 1.263 d.C., por Mang Rai, el primer gobernador de la dinastía Tai Yuan. Durante un tiempo fue la capital del reino Lan Na hasta que fue reemplaza por otra ciudad, Chiang Mai.

Monumento al Gobernador Mang Rai

Mi interés en visitar esta lejana ciudad de Chiang Rai es por la existencia de algunos templos y monumentos sobre los que obtuve información muy interesante. Según las reseñas, es notable la diferencia del arte y la cultura tradicional tailandesa en esta zona norteña.

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Concretamente, me refiero a la arquitectura de  Wat Rong Khun, también conocido como el Templo Blanco, el más singular que se ha construido hasta hoy,  según el proyecto del arquitecto Chalermchai Kositpipat. Está situado a unos 15 Km. de esta ciudad y se ha convertido en un hito internacional. Es uno de los templos más reconocibles del país que atrae un buen número de visitantes cada año.

Antes de que se edificara el Wat Rong Khun los cimientos correspondían a un lugar históricamente sagrado para los budistas tailandeses. En el mismo sitio existió otro templo que por falta de presupuestos  para restaurar quedó abandonado; con el paso de los tiempos sólo quedaron ruinas.

Antes de entrar en los muchos entresijos sobre el Templo Blanco, creo que es importante conocer el perfil de la persona que está detrás de esta obra maestra.

Chalermchai Kositpipat  (15-2-1.955)  artista visual tailandés, arquitecto y pintor reconocido a nivel mundial. Licenciado en la  Universidad  Nacional Silpakorn,  en Bangkok  (Tailandia). Fue el primer galardonado en Artes Visuales con el  Premio Silpathorn creado en 2004 para honrar a los artistas contemporáneos tailandeses. En 2011 la Comisión Nacional de Cultura de Tailandia lo honró como Artista Nacional.

En el año 1.996 hizo un proyecto para construir un nuevo templo budista. Diseñó una remodelación— especialmente contemporánea — para este espacio derruido que financió con sus propios fondos. Al final, terminó transformando las ruinas del antiguo templo y llevó a cabo la edificación que ahora se contempla.

Y llegó el día.  A las 8.00 de la mañana, enfrente de la Torre del Reloj, de Chiang Rai,  espero la llegada del miniván que me llevará  a Wat Rong Khun. Para esta excursión somos 9 personas de diferentes nacionalidades. Kanda, la guía local, es una joven agradable que domina el idioma inglés, un poco de francés pero solo chapurrea algo de español.

Nada más entrar en la zona del recinto Wat Rong Khun todo me llama la atención, además de las esculturas que hay a mi alrededor. Es un derroche visual para los sentidos. Creo que necesitaré mi tiempo para recorrer este inmenso complejo. Además, a partir de este momento será un continuo clikear de la cámara digital. Intentaré captar todo, o casi todo, de este lugar tan fascinante.

Decido hacer la visita por mi cuenta. Después de concretar con Kanda, la guía, el lugar y la hora para el regreso. Comienzo la aventura.

Para tener un punto de referencia para orientarme, consulto el plano del complejo y observo que cada lugar está designado con su propio simbolismo y significado.

La primera impresión del edificio  Wat Rong Khun — el Templo Blanco, —me deja totalmente perpleja. Me deslumbra con su grandiosidad y originalidad,  a pesar de haber visitado tantos templos durante mis viajes por el Sudeste Asiático. Me parece absolutamente maravilloso. Es el único templo completamente blanco, ese blanco impoluto, en el que realzan las originales incrustaciones de mosaicos de espejos en los que el Sol se refleja y proyecta una luminosidad mágica.

“El objetivo del arte no es representar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior.” Aristóteles (384-322 a.C.) Filósofo.

Desde este momento me sumerjo  en la belleza y el misticismo que envuelve todo este lugar. Supongo que viviré una experiencia que trascenderá en lo convencional y me transportará a un mundo que para mí será muy especial. Espero que el arte y la espiritualidad se entrelacen y también  esta cultura sea provechosa en sabiduría.

Para empezar el recorrido, lo que me motiva más interés es conocer  el Templo Blanco. Desde el exterior, llama la atención los tejados a tres niveles típicos en la arquitectura del norte del país. Además, la ornamentación revela la sensibilidad del arte tradicional con el estilo contemporáneo que ha introducido el arquitecto Chalermchai Kositpipat.

Para llegar hasta allí,  debo cruzar una impresionante pasarela  o puente sobre un estanque en el nadan un sinnúmero de carpas blancas. La vía de acceso es estrecha hasta llegar a la entrada principal de Wat Rong Khun. No sin antes, caminar por una zona circular con cientos de manos extendidas que se alzan desesperadas desde el fondo de la tierra, como clamando ayuda.  Me impactan esas manos. Sin embargo, este conjunto es una alegoría que representa el paso de la muerte hacia la reencarnación, según la filosofía budista.  

Según avanzo, — no puedo retroceder— me sorprendo ante la presencia de dos (*) kinnara, figuras mitológicas que forman parte del budismo, se representan como mitad hombres, mitad pájaros. Son de una gran belleza plástica.

Y, al final del puente me apabulla las dos gigantescas figuras que custodian la entrada al  Wat Rong Khun. Una representa la muerte y la otra a  Phra Rahu, quien decide el destino de los muertos. Estos rahus poseen una gran simbología tanto en el hinduismo como en el budismo, y serán los que me permitirán el acceso al (*) ubosot o parte central del templo.

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Un anuncio informa la prohibición de hacer fotos en el interior y otro quitarse los zapatos. Además de respetar el código de vestimenta. Estas normas son parecidas a las de acceso a las mezquitas.

Traspaso el umbral. En el ubosot o sala de reuniones es la parte central del edificio, tan impresionante como el exterior. Un altar con una figura de Buda,   —representada en la postura de meditación —como señal de bienvenida. Aún más fascinante son los dos murales que contemplo en los que se aprecian imágenes muy curiosas, tal vez, inquietantes

Es llamativo el colorido de las pinturas de estas paredes, además de la extraña mezcla de elementos tradicionales de la religión budista y los personajes históricos y de ficción de la cultura occidental. Creo que cada elemento tiene un propósito y un significado que desconozco,  pero visualmente es impactante. Me trae a la memoria el estilo onírico del pintor Salvador Dalí.

Recorro las diferentes estancias interiores del templo, percibo que todo está impregnado de alegorías religiosas. La sala de oraciones un gran mural la figura Buda acompañada de dos imágenes representadas en posición de meditativa. Varias figuras más de Buda ocupan varios lugares, algunos objetos curiosos cuya ornamentación es espectacular. Es uno de los templos más impresionante y extraño que he visitado.

La salida es por una puerta lateral del edificio. Diligente, me acerco a la zona donde descansar. Me queda mucho por ver y creo que son muy interesantes.

 Continuaré en mi próximo post con la visita por este increíble recinto.

(*) Kinnara, criatura de la mitología hindú y budista. Se describen como parte humana y parcial de pájaro.

(*) Phra Rahu o Raju, es una figura mitológica del hinduismo que representa a un demonio y en el budismo es un dios de la ira.

(*) Ubosot, sala de reuniones o de oración.

Fuente de datos: National Geographic. Historia.

Guía del Complejo Wat Rong Khun (Chaing Rai)

Libros “Criando arte budista para a terra”, de Chalermchai Kositpipat.

“Tailandia Centro y Norte”, de Cristine Rebière.

Las fotografías del interior del Templo Blanco son de Google.