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El Cristo de los Cálices, obra maestra del barroco sevillano

P1360079Tradiciones de Sevilla. Vísperas Semana Santa

Hay tanto por descubrir de nuestra Sevilla cofrade que, cuando se profundiza un poco en este tema, resulta grato saber un poco más sobre el rico Patrimonio que se custodian en las iglesias, conventos y, como no, en la Catedral  de Sevilla. Precisamente, fijaremos la atención en la Capilla de San Andrés del templo Metropolitano, donde actualmente se halla ubicada esta gran obra maestra del insigne imaginero Juan Martínez Montañés, el gran escultor llamado por los sevillanos ”El dios de la madera”.
Este crucificado también llamado “De la Clemencia”, no perteneció a ninguna Hermandad, sin embargo, participó en la procesión del Santo Entierro Grande del Viernes Santo, en la Semana Santa de Sevilla, el día 2 de Abril de 1.920.

Por haber estado expuesto en la Sacristía Mayor de la Catedral desde 1.838 se le llamó El P1120235Cristo de los Cálices. Anteriormente estuvo en el antiguo Monasterio Santa María de las Cuevas, en la Isla de la Cartuja, hasta la Desamortización de Mendizábal.

Se trata de una imagen por encargo que hizo el clérigo hispalense Mateo Vázquez de Leca al escultor Martínez Montañés para su oratorio privado. Tanto el cliente como el escultor dejaron constancia documental fechada el 5 de Abril de 1.603. El encargo era preciso y en la escritura de concierto se estipuló que: “el Cristo ha de estar vivo, antes de haber expirado, con la cabeza inclinada sobre el lado derecho, mirando a cualquier persona que estuviese orando al pie de Él, como que le está el mismo Cristo hablándole y como quejándose que aquello que padece es por el que está orando, y así ha de tener los ojos y rostro, con alguna severidad y los ojos del todo abierto…”

El Maestro Montañés realizó esta obra escultórica en Sevilla, entre 1.603-1.604.
La imagen mide 1,90 m. de altura, sin la cruz, tallada en madera de cedro. La policromía la hizo con posterioridad el pintor Francisco Pacheco – maestro y yerno de Velázquez – queP1120239 practicó las técnicas del encarnado y del estofado.
A la entrega de la imagen Martínez Montañés recibió 300 ducados y, además, una gratificación de 600 reales.

[…El cuerpo, suavemente modelado, puede considerarse como un prodigioso virtuosismo. No es fácil traspasar la perfección técnica de esta obra…se acude a una corona de espinas natural, detalle del barroquismo…] (Dr.Martín González, Catedrático Arte)

“Es perfecto de dibujo, modelado, talla y anatomía, donde todo está equilibrado, sirviendo la materia como puro soporte de la idea” (Dr. Hernández Díaz, Catedrático Historia)

Fue así como Juan Martínez Montañés con el Cristo de la Clemencia definió el modelo de los crucificados barrocos sevillanos. Un crucificado de los más bellos y perfectos que existe.

P1130276Cabe señalar que no fue éste el único crucificado tallado por Montañés, en la Iglesia del Santo Ángel, de Sevilla, en la nave del Evangelio, Capilla del Sagrario, está expuesto el Cristo de los Desamparados. El Maestro se inspiró en el de la Clemencia, aunque en su rostro destaca la tensión de la boca y los rasgos faciales con los signos de laP1130272 defunción, una lámina de sangre le brota del costado. El paño es semejante, pero la encarnadura es más cetrina, debido a la muerte. Esta imagen le fue encargada a Martínez Montañés por los Carmelitas Descalzos en 1.623.
Este Cristo también realizó una salida procesional de Vía Crucis el 31 de Marzo de 2.006.
Fue restaurado en 2.008 y sustituida la cruz de madera que se hallaba deformada.

Cuando visite la Catedral de Sevilla, a pesar de la penumbra que, a veces, envuelven las naves del templo, en la Capilla de San Andrés resalta por su gran belleza, la luminosidad que irradia el Cristo de la Clemencia. No dejarás de mirarlo, detalle a detalle y te sorprenderás al creer que se ha movido levemente.